jueves, 5 de abril de 2018

Pero Madrid aún ardía. Ardía como el lunes. Ardía como el asfalto.
Yo, que había elegido estar tan rodeada y tan sola, me sentía como Madrid, y ardía. Ardía como la ciudad. Ardía como el asfalto. Ardía como un cigarrillo largo que se quema pero nunca se consume. Que se gasta pero prende cuando adicciona.
Madrid ardía y yo, a lo dejos, me inmolaba con ella
Pero que como yo te echo de menos. En las noches en vela, en las noches de frío, en las noches de fiesta, en las noches de estudios. En reflejo del azul sobre el vidrio verde de hoja perenne.
Como yo te echo de menos, te puedo asegurar, que no te echa de menos ninguna de las otras locas.

Volví a darme cuenta de que había caído en lo mismo.

Cuando una serie funciona bien y está programada para un número determinado de temporadas, lo mejor es no alargarla más. De hecho, y usando como referente el apoteósico final de Los Serrano, me atrevería a decir que prolongar las tramas es lo peor que puedes hacer. 

Yo, que nací para ser guionista pero me reclutaron en el lado oscuro de la producción, reconozco lo difícil de esto. Para empezar porque en este mundillo nunca viene mal cobrar un sueldo que te permita salir de los macarrones y la steimburg durante algo más de tiempo y, para seguir, porque a todos nos encanta saber que nuestro trabajo está triunfando. Vamos a decir la verdad. Ese subidón es algo no podrías pagarte en la vida, ni metiendo a Vince Gilligan en tu cocina. 

Este último, estuvo tentado por parte del diablo (O de los productores de la cadena, que vienen a ser lo mismo en ocasiones) de aumentar el número de temporadas su "Baby Blue." Lo único que extendió Vince en el tiempo fue la presencia de Jessie. Su muerte se escribió en la primera temporada y, finalmente, estuvo junto a Walt hasta el final cut. Claro que no todos los personajes con lo que te encuentras son como Jessie y, por desgracia, no siempre puedes retener a Aaron Paul a tu lado. 

Como todos los intoxicados por las series y el guión, no puedo dejar de pensar en mi vida como una selección de temporadas (y, por Dios, espero que saquen pronto el capítulo-sitcom  en que me toca la lotería) me encuentro con el problema de querer prolongar las tramas, de no asumir que hay historias verticales que se cruzan en la horizontalidad de tu objetivo y que, después de desaparecer al quinto episodio, vuelven de poco en poco para que los espectadores recuerden a ese personaje tan simpático que estuvo presente durante cuatro capítulos en en los que el protagonista fue estúpidamente feliz y, casualmente, coincidieron con las cotas más bajas de audiencia y se ganaron comentarios como "la última temporada fue mejor"o "la serie está estancada".

Decían en The Holiday (Meyers, 2006), que hay que ser protagonista de la vida propia y asumir la responsabilidad de actuar como tal y no como el amigo de este. En ocasiones, como en HIMYM, tu amigo coge más importancia que tú, hasta el punto de obnubilar completamente la trama principal, por el simple hecho de  que , de nuevo, se ha alargado la historia y tu ingenio y personalidad no dan para más cuentos.

 Al final te ves frente a una trama que debía haber durando tres temporadas menos y haberse contado en ocho capítulos más. Te creas un especial doble de cuatro horas para intentar solucionar todos los errores de casi diez años, te inventas que es posible reformular tu situación en una semana y dibujas un telón lento que cubre con  felicidad toda la escena. 
¿No sería mejor haber  gritado "CORTEN" en el momento preciso? Haber mostrado bien al público el esperado final, con detalle y elegancia, y no forzando la situación. Total, Tracy, igualmente, seguía siendo un simple pretexto, y alargar su final solo hará extender el sufrimiento para acabar, de nuevo, bajo un terraza de Nueva York, con una corneta azul, veinte años más tardes. 


Y esperar a la misma persona que llegó en el piloto.

Los otros solo fueron autolesiones
y tú provocas el siucidio
Tengo una caja vacía
Y un sentimiento que no espera
Tengo las manos llenas
De ilusión y alegría
Y entregarme cada día
En crecer la primavera.

sábado, 18 de junio de 2016

No color favorito ha pasado de ser el rojo al naranja .
Mi número preferido ha bajado del nueve al cuatro, y mi ciudad elegida ya no es Madrid, sino Salamanca.

Qué vamos a hacerle
Llámalo bajada de pretensiones
O llámalo disfrutar de las pequeñas cosas de la vida

jueves, 16 de junio de 2016

Debe ser triste pasar tu vida de fiesta , viendo como todos al recogerse se van a casa. Y sabes que se despiertan Con una resaca enorme, con menos dinero en la cartera y quince mensajes que no debieron mandar
Igual de mortal que tú.
Pero ellos tiene a alguien al lado con quien Compartir la culpa .
Alguien
Igual de mortal que tú.

viernes, 10 de junio de 2016

No te voy a decir yo por dónde me ciño las formas que estén socialmente dictadas para encasillar mis sentimientos.
Que bastante tallas tengo ya en la cintura como para que le pongan medida a mis versos.
Que si quince, ocho, catorce, más una esdrújula y soneto.
Por esto en acto de inconformismo
o en ganas de romper las formas
me voy a permitir mi pequeña revolución:
Me voy a comer una caja entera de donuts
y me (le) voy a desabrochar el  primer botón.
a mí, y a esto.
Así que sé escribir cosas, o eso dicen. Como si debiera importarme lo que digan los demás. Pero hoy me han dicho que escriba, que sienta, que haga algo. Así que voy a hacer lo que mejor se me da: saltarme con doble mortal lo que está establecido. Voy a hacer casos a los terceros.
Si mañana me encuentran muerta, ya saben los culpables.
Voy a escribir algo, que ya es hora de volver a la vida.

jueves, 2 de junio de 2016

Podría haber hecho tantas cosas contigo, que me asusté al ver que era más grandes que yo . O que no me daba para una sola vida .