domingo, 5 de abril de 2015

Hubo casualidades que hicieron nuestra historia maravillosa. Esa que aún no sabes, esa que aún no conoces, esa que aún no ha existido.
Esa que me imagino como si volviese a tener diez años y fueses un príncipe de chaqueta y pelo rubio.

Esa que es mentira pero que contigo tras una pantalla, sería perfecta.

AY, AY, QUE ALGUIEN GRITE ACCIÓN !
Había pasado parte de mi vida sin saber quién era. Resulta divertida pensar que con quince años tenía el mundo más claro y definido que ahora. Ahora que aún soy joven. Ahora que aún hay tiempo y me miro en el espejo (en ese que hace más delgada) y pienso que alguien debería salir de él, alguien curtido y anciano. Mi reflejo de la madurez rompiendo esa barrera en la que me dice que no tema, que  la vida está por delante y que ahora me toca vivirlo a mí.

Como todos los jóvenes, yo vine y acabó llevándome la vida por delante

viernes, 3 de abril de 2015

"No te voy a negar que quiera hacerlo. No te voy a negar que quiera hacerlo y que, quizás, lo haga."

Aquella mirada de odio se clavó en mis ojos como la peor penitencia pensada. Me lo merecía, totalmente. Me merecía una mirada y un mundo, una sonrisa y un beso asesino, hiriendo,  incrustándose en mi alma y abriendo heridas que nunca llegaron a sangrar. Me merecía mi castigo y tu redención. Me merecía tanto dolor que, creo, que ya había sido suficiente. Una última mirada de odio se clavó en mis ojos, como el punto final más certero de una saeta.

Siempre he pensado que todo placer merece un castigo. Llámalo karma, destino o providencia. Siempre he creído que cada golpe conllevaba un dominó que se  caía en consonancia con el primer impulso. Puede que por eso mismo siempre haya renegado de mis primeros instintos. "No te voy a negar que quiera hacerlo y que, quizás, lo haga." dijiste. Agradeciéndome mi racionalidad, supiste retirarte a tiempo y yo evité catástrofes más naturales que los propios huracanes.

Qué ironías de la vida, yo jugando a ser Dios y tú ardiendo en el infierno.