No sé por qué, aquella mañana, me desperté con una sensación horrible, algún mal sueño, alguna pesadilla o pensamiento nocturno que no alcanzo a recordar. No sé por qué, aquella mañana, fui capaz de comprenderle mejor y formar, un poco más, parte de él.
En el fondo, muy en el fondo, solo eran cicatrices que aún no habían cerrado, y que buscaban, irremediablemente, alguien con quien supurase la herida.
Aquella mañana fui un poco más consciente de su tragedia, y se derrumbó el muro que nos habíamos empeñado el levantar
Hay que aprender de los errores de los otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario