Es cierto, nunca es suficiente.
La primera vez que vi una fotografía mía publicada, eché a llorar. Sin embargo, el día que tuve mi primer libro delante, solo pude sacarle críticas y quejas. Me había desarrollado bajo una conducta exigente conmigo misma, perfeccionista, puntillosa, neurótica, paranoica y con fuertes ataques de ansiedad e histerismo. Desde los dieciséis años no recuerdo vivir sin miedo a algo.
La cuestión es... Me exigía según lo que era, o según lo que querían?
Voy a cumplir veinte años, y aún sigo usando otro nombre cuando quiero contar mi historia.
Que la vida iba en serio, una lo empezó a entender siendo demasiado pequeña
No hay comentarios:
Publicar un comentario