miércoles, 10 de diciembre de 2014

Me duelen los huesos. Me duelen los músculos y las  venas. Me duele hasta la sangre que se ha congelado. Hace tanto frío ahí fuera que el papel ya no arde.
Ya no puedo moverme, ya no puedo oler las flores, ya no puedo saborear las fresas o tocar la afilada hierba recién cortada. Ya no puedo seguir viva porque ya no puedo morir más veces.

La imagen del espejo me repugna. Si no puedo moverme no tiene sentido mi cuerpo. Ya no soy más que un esbozo de aquella que era. Ya te has vuelto a llevar todo. Ya me has dejado sin agua, sin aire, sin grito, sin flores. Cómpralas, y al menos me adornas con ellas los cuernos.
Ya no soy yo, ahora soy un nosotros. Ahora estoy en el punto que odias y hacia el que arrastras. Ahora me hundo y tú conmigo. Ni vamos a intentar salvarnos, yo voy a dejar que caigas, aunque me cuesta más salir, porque yo aún sé nadar hacia donde veo luz y esta vez, cariño mío, la luz ha abandonado tus ojos

No hay comentarios:

Publicar un comentario