lunes, 28 de octubre de 2013

Recuperando viejas historias de cuando aún era 2010



-Deja de comer.
-¿Quién eres?
-Deja de comer
-¿Eres tú?
-Yo, no... No...
-Vale sí, eres tú. Es que he perdido el móvil y no tengo los números
-Precioso, no te sabes mi móvil. Deja de comer
-¿Me estás llamando gorda?
-No, solo digo que dejes de comer.
-Estas aburrido en la calle ¿No? Venga, ahora voy a buscarte y te veo
-¡¡BIEEEEEEMMMM!! – Gritas imitando la voz de un niño pequeño
No tengo suficiente con enfrentarme a adicción, me haces estar cara a cara con otra, y tras pasarnos media hora sentados en una plaza, no se te ocurre otra cosa que decir:
-¿Vamos a comprar chocolate!
- No, no vamos. Llevaba una semana y media sin tomar chocolate y ayer caí. Hoy no volveré a hacerlo
Saltas del banco y te quedas a mi altura, pones cara de pena y cruzas los brazos sobre el pecho. Intentas llorar, pero no te sale. Sé que te ríes, que en el fondo disfrutas viéndome así.
-Venga, va, prometo no tentarte
Esto es absurdo, no puedo decirte que no a nada, por mucho daño que pueda causarme
-!Ahhhh! ¿De qué me sirve negarme?
Consigue hacerme bajar.
-Ves- Me dice mientras me agarra de la cintura- Estás muy delgada, tienes la mitad de cintura que yo. Tonta.
-Imbécil.
Sonrío, y deseo que el momento no acabe nunca.
En pleno camino, comienza a llover. Pasamos por mi casa, y cogemos un paraguas. Tú y yo bajo la lluvia. Suena romántico ¿No? Qué paradojas... Nunca un suicidio sonó tan bien

Al llegar al súper te paras frente a cada tipo de chocolate y lo examinas detenidamente.
-Por favor, elige uno venga. No tenemos todo el día.
-No, quiero que sufras. Elige tu uno.
- Te odio… Venga ya, este mismo. Es Milka, bueno y barato. ¿Te vale? ¿Nos vamos?
-No.
Y das tres o cuatro vueltas más a fin de ponerme nerviosa y acabar comprando el mismo que te dije.
Llueve cada vez más.
Salimos y nos refugiamos bajo un portal. Cómo no, te pones a comer a mi lado y me acercas la tableta a la cara.
-Para. No, en serio, ya está. Joder, en seri...
No acabo la frase, una onza de chocolate entra en mi boca. La escupo antes de llegar siquiera a moderla.
-Ahora te la comes tú.
-Ay... No, qué asco.
-¿Te acabas de volver escrupuloso?
-Sí
Paso el tiempo con el chocolate en la mano mientras sacas el portátil y comenzamos a ver un documental sobre tu grupo favorito. Sin que te des cuenta, tiro la onza al suelo. Sabes de sobra lo que he hecho y te ríes mientras miro la tableta.
Ya se me ha pegado el sabor a los labios, resulta imposible resistirse.
-Joder, ahora me huelen las manos a chocolate y la boca me sabe a Milka! ¡Ea, ya está! ¿Ahora qué hago yo para resistirme? Claro, tú no lo entiendes, es como si de repente, le quitases el tabaco a un fumador y te pusieses a fumar a su lado.
-No, no lo entiendo. Te jodes y comes.
Antes de que pueda abrir la boca, sin saber cómo, otra porción de chocolate ha entrado en ella. Se acabó, es demasiado. Soy humana.
Miro al suelo y veo la mitad de chocolate aún por devorar. Siento cómo la adicción me puede.
También siento tu mirada, expectante por saber cuál será mi reacción.
En esos momentos soy como una rata de laboratorio para ti. También siento tu media sonrisa de victoria cuando me ves alargar el brazo y coger el cacao entre mis manos.
Tu sonrisa que se hace más grande aun cuando, rompiendo la tableta en dos, digo:
-A tomar por culo
Te encoges de hombros y ríes a carcajadas
-Total el mal ya está hecho.
No hay autocontrol posible cuando me enfrento a mis dos adicciones. Cuando me anestesio a base de endorfinas.
Son las diez y media.
Deslizo la mano por el bolsillo del pantalón, y encuentro el envoltorio del chocolate.
Has tenido el detalle de dejarme la última onza de chocolate. Has tenido el detalle, de hacerme daño, de esa dulce manera en la que solo tú sabes.
Acaba de empezar a llover
No puedo más. He acabado cayendo y sucumbiendo a la tentación. Lo sé, no tengo fuerza de voluntad, pero es que necesitaba un subidón de endorfinas.

Tengo una droga después de ti, se llama chocolate, pero el solo le hace daño a mis caderas, no a mi "corazón"

No hay comentarios:

Publicar un comentario