sábado, 19 de diciembre de 2015

"Sentir que es un soplo la vida. Que veinte años no es nada"

S¡Empiezo a creer que cuando llega la hora de irse, alguna clase de providencia tóxica te impulsa a ello. Quizás sea eso, quizás sean mis ganas de exiliarme. Así pasaba todo, de refugio en refugio.

Aun no había empezado el frío del invierno y a la mínima percepción de que el azul congelaba, ya disparaba mis pies al sur. Ya empezaban a crujir las manos y helar los dedos.
Las hojas, caducas, vuelven a tener el color de mi pelo. Y a pesar del océano, del celeste gélido que despierta el cielo, la hierba sigue conservando el tono de tus ojos.

Qué lástima que aun germina por donde piso.



No hay comentarios:

Publicar un comentario