miércoles, 22 de mayo de 2013

Lo que te conté bebiendo Cointeau

Siempre odié París. En los últimos años, había desarrollado un odio irracional hacia la ciudad que había soñado mía.
Supongo que el estar en ella no te hacía mejor. (El Sagrado Corazón debió volverse pecado cuando entraste en él)

Ver la ciudad del amor con tus ojos, la hace despojarse de todo romanticismo.
Y eso me encanta.

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