martes, 13 de octubre de 2015

Porque continuaban sucediéndose interrogaciones irresolubles. Situaciones postergadas. Incoherentes y pasmosas. No llegaba a encajar si aquella fascinación  era un suceso benefactor. De algo no que quedaba duda: Había reanudado el Arte. Volvía a escribir, no incuben los motivos

Los hechos que me llevaron a  esta coyuntura, fueron los mismo que hoy me hacen dudar de ella. Acaso mi obra maestra, coraza ferrosa  e ignífuga, forjada a propia hoguera y hielo seco, había comenzado a quebrarse tiempo atrás.
Sí que había miedo.
Había miedo a ámbitos desconocidos, a saberme de nuevo diminuta, a no dejarme medrar. Era yo siendo terceros, y por primera vez como Carraway: Me hallaba  dentro y fuera.

Ay, pequeña,  en quién brotasen ahora tus quince y guardare la misma sonrisa! ¿Recuerdas cómo nos conocimos? Reconócete en aquello que fueres, porque no formas más que lo que entonces esperabas.

ª... Mira lo que tienes. Mira lo que dejas. Palpa la vida. Pasarán las horas, llegará el tiempo, marcarán tu rostro pero, no te importe ni te turbe, no acongoje ni te espante. Ojalá te señalen pronto las profundas cicatrices. Dirán en tu defensa lo que un día ya quisiste:
Sé feliz. Siempre.ª


(Y recuerda el único miedo a no sentir nada)

No hay comentarios:

Publicar un comentario