jueves, 5 de abril de 2018

Se giró en el umbral de la puerta y me dijo:
- A ti te habría pagado las fantas muy a gusto.

Después de esto, se fue, y la frase quedó flotando en el aire, sostenida en el ambiente, elevada en el espacio como las etéreas burbujas del refresco adolescente.

Se me habían olvidado las gafas. Durante todos esos días era incapaz de ver si no usaba las lentillas y, a la larga, supe verle el sentido poético que tanto me gusta de las cosas. Fueron cuatro días que dibujaron una elipsis en el tiempo. Cuatro días justo para encontrarme y perderme, y dejarme invadir por la atenta mirada de un turista que se fascinaba recorriendo las estancias que a nadie más permetía conocer. No sé cómo fue posible, pero me desarmé tan pronto que sentí un derrumbe físico y ahí estaban sus rodillas para sostenerme en el sueño.

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