jueves, 5 de abril de 2018

Voy a reconocerlo- Tengo un problema.

 Tengo un problema.
A día de hoy, he decidido hacerlo público, sinceramente me da lo mismo que se sepa o no, es algo, desgraciadamente, natural, que les pasa a muchas chicas y que pocas tenemos (o hemos tenido) la suerte de que se den cuenta e intentar pararlo. Es cierto que no es fácil  caer en ello, pero lo más difícil es salir y no volver a entrar nunca más.
El estrés provocado por los estudios, el agobio, la frustración con nosotros mismo porque no conseguimos lo que queremos, o simplemente el tenerlo todo, nos hace vernos horribles, odiarnos, pensar que no somos tan buenos como podríamos, que podríamos ser mejores. Tras macharcarte en los estudios, exigirte en tus hobbies e intentar salvar el mundo mientras te sacas segundo de bachillerato, intentas canalizar tu frustación, haciendo culpable de ella a tu anatomía, a tu cuerpo, al que nunca antes le habías echado cuenta más que para ver si te habías lesionado algún músculo y te librabas de hacer gimnasia.

Supongo que muchas de vosotras ya sabéis de qué hablo. La alimentación no es algo con lo que jugar, no somos dioses, no podemos mantenernos vivos a base de agua y fruta, no podemos quitarle a nuestro cuerpo los hidratos de carbono que precisa, ni el azúcar que necesita.

En un inicio parece que sí. Parece que nuestro cuerpo podrá vivir si le restringimos una cantidad de comida, si le vamos quitando poco a poco todas esas "porquerías" que engordan. Cierto es. Si dejamos a un lado el chocolate, la bollería, los paquetes de patatas...
Nuestra figura comenzará a reducirse de forma acelerada en poco tiempo, incluso nuestra salud nos lo agradecerá. Bien, hasta este punto no hay ningún problema, nos podemos permitir un placer de vez en cuando y tomar algún que otro dulce. Pero no basta. Siempre se quiere más. Pasadas unas semanas en cuerpo se acostumbra a  trabajar sin esas "substancias" ya no se reduce volumen. Entonces empieza el verdadero problema.
Entonces comienza la enfermedad.
No contenta con haber bajado los pocos kilos que cogiste en verano te dispones a perder más aún "por si acaso engordo luego" Queda a un lado el pan, los cocidos, los espagetis, los fritos... Queda a un lado una parte vital de nuestra dieta, una parte sin la que no podemos funcionar.

 El reflejo del espejo no cambia, tú te sigues viendo igual que antes. Por más anchos que te queden los pantalones, o por más que te lo diga la gente, tú no lo ves, no les crees, no eres consciente. No ves la realidad. Se reducen las comidas, las cantidades, las bebidas.... Hay días en los que todo te puede, bajones provocados por la falta de azúcar, y te tiras como loca a arrasar todo lo que haya en la despensa. El bote de miel, las galletas, los cereales...  Me considero una persona con suerte, supongo que en mi lado más idiota aún quedaba algo de inteligencia, y nunca vomité lo que me tragaba. Sabía que hacía mal con esos atracones, pero sabía que el día que empezase no pararía.

Aquella personas que me conocéis seguramente no os lo esperaríais. Sin duda alguna los que más intiman conmigo hacía tiempo que se lo esperaban.
Mirad, cuando se dan estos síntomas todos imaginamos una chica escuálida, huesuda, acomplejada.... No, no es así. Cualquier chica puede pasar por esto, incluso puede ser que físicamente no se le note un cambio drástico. Quizás solo los más allegados sean capaces de darse cuenta.

Abramos los ojos, está en el mundo, es un problema real, cierto y cercano.
¿Cuántas veces no nos hemos mirado al espejo y hemos sentido que no nos gustaba los que veíamos?
Pues es lo que hay. Es como somos, no podemos ser de otra manera. Yo adoraría tener el cuerpo de Taylor Momsem, medir 1,70 o tonificarme como Mila Kunis. Sí, lo adoraría me estaría muy contenta conmigo misma, pero no es posible.

Hay más cosas en la vida, más cosas que, quizás, sean las que nos llevan a buscarnos problemas tan absurdos como este. Los estudios, las notas, el futuro, la familia, los amigos, nuestras aspiraciones, el amor... Vivimos en un mundo donde miles de personas mueren por hambre, donde miles de mujeres son maltratadas, donde bandas terroristas matan a inocentes, donde se condena la verdad... Vivimos en un mundo lleno de problemas graves, de cosas por las que luchar...  Ya habrá cosas que nos hagan daño por sí solas ¿Tan tonta,  se puede hacerse daño a una misma?

El primer paso lo dan los demás, lo dan esas personas que te quieren y que te apoyan, al mostraste la realidad. Después entras tú, tu inteligencia y tus decisiones.
Hay que pararlo a tiempo, nunca se sabe donde puede llegar y es algo por lo que tengo que dar gracias.

Yo no he llegado siquiera a avanzar dos casillas de este juego, puede que una tercera hubiese sido demasiado.

Sabemos que es un problema. Sabéis que tenéis un problema. Y está en vuestras manos pararlo.

Emily´s (PPP)

No hay comentarios:

Publicar un comentario